➤ «Antonio Morales tiene mi voto para repetir en el Cabildo» ➤«El localismo es una enfermedad política» ➤«No es normal un 40% de absentismo en la limpieza de la ciudad»
El primer teniente de alcalde y concejal de Desarrollo, Turismo y Ciudad del Mar del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Pedro Quevedo, afirma que la crisis abierta en el espacio nacionalista de la isla «no responde a ninguna operación de renovación ni a un impulso progresista», sino a «un movimiento de individualidades», para dejar claro que «detrás de esto no hay un proyecto nacionalista y progresista». El dirigente de Nueva Canarias sostiene que el presidente del Cabildo, Antonio Morales, «ha entendido el sentido de los tiempos» y confirma que «si quiere, será el candidato y tiene mi voto».
Crisis en Nueva Canarias
Quevedo explica que el relevo de Teodoro Sosa como portavoz de Nueva Canarias en el Cabildo «se produce cuando tenía que producirse» porque «las cosas tienen sus tiempos» y porque había que convencer a todos de que «esto no iba de renovar el nacionalismo ni de hacerlo más progresista».
«Lo que había detrás era un conjunto de individualidades, empezando por él mismo, a las que alguien les ha convencido de que están por encima del bien y del mal, y esas individualidades van cayendo una tras otra», dice. Añade que la entrada de Ciuca en la operación es «insólita» porque «no se puede ser nacionalista y lo contrario a la vez» y remata: «No sería posible con Nueva Canarias un pacto con Ciuca, es que no tenemos nada que ver».
«Hay que evitar multiplicar la escandalera a ser posible por cero», afirma, para subrayar que la dirección ha intentado administrar el conflicto sin convertirlo en un choque mayor dentro del nacionalismo grancanario.
El papel de Antonio Morales
El concejal insiste en que el paso decisivo lo da el presidente del Cabildo: «Lo que ha hecho Antonio Morales, con un sentido de los tiempos que alguna gente no entendió, es convencerse de que detrás de esto no hay un proyecto nacionalista y progresista». Por eso confirma: «Sí, Antonio Morales quiere, tiene mi voto». Recuerda que él mismo ha tenido discrepancias pasadas con el presidente insular, pero lo relativiza: «Si sacamos el histórico, primero dejamos la política y después abandonamos el planeta». Lo importante ahora, dice, es que «no se puede confundir el municipalismo, que es una referencia, con el localismo, que es una enfermedad política».
Santa Lucía y los «cocodrilos»
Sobre la situación en Santa Lucía, Quevedo la califica de «insólita» y admite que en el sureste «hay que hacer las cosas bien» porque «hay cocodrilos». Reconoce que «mucha gente está pensando en Santa Lucía» y que lo que está ocurriendo «es una anomalía», pero se resiste a precipitarse: «No seré yo el que se arriesgue a meterse en esos líos, porque el sureste necesita análisis específicos». La clave, recalca, es no crear una doble crisis: «Si ya hay una escandalera, hay que evitar multiplicarla».
Más militancia y menos ruido
Frente al relato de que Nueva Canarias se habría vaciado, Quevedo asegura lo contrario: «Se ha activado gente que es de toda la vida nacionalista y de toda la vida progresista». Explica que en Las Palmas de Gran Canaria, Municipalistas no hizo grandes asambleas porque «tenían una mayoría ridícula en relación con la gente realmente afiliada y no han podido hacerlo» y que, mientras unos se marchaban «por trozos», el partido incorporaba 83 personas nuevas: «No me dedico al proselitismo porque no tengo tiempo», ironiza. Y acusa a una parte de Coalición Canaria de tener un objetivo distinto al de la unidad: «Hay una parte que lo que quiere es destruir a Nueva Canarias, no el acuerdo del nacionalismo canario. Eso es falso».
La ciudad sucia y el contrato bloqueado
En su condición de responsable municipal, Quevedo entra en uno de los asuntos más sensibles para la ciudadanía: la limpieza. «Esta ciudad está insoportablemente sucia», admite, y recuerda que hay incluso «un informe que habla de salubridad». Explica que el Ayuntamiento ha decidido inyectar dos millones de euros mensuales a la empresa que presta el servicio «porque no hay otra solución hasta que salga la nueva licitación», un expediente que ronda los 500 millones y que lleva un largo recorrido administrativo. «Aquí se ha cogido el toro por los cuernos con una decisión muy dura: necesitamos intervenir en la cuestión de la limpieza», dice.
«Lo que no puede ser es que les parezca normal un 40% de absentismo», denuncia, aludiendo a la actitud del comité de empresa. Y añade: «Una cosa es defender a los trabajadores y otra es decir que se defienden los servicios públicos y hacer todo lo posible para que el servicio público no funcione. Todo a la vez no es posible».
Quevedo también pone el foco en la empresa que trabaja en precario: «No invierte más porque no tiene garantía de que va a continuar», y eso va produciendo «un deterioro sistemático» que el Consistorio ha querido frenar con más recursos. Recuerda que él mismo vive en la ciudad y sufre las consecuencias: «¿Usted dónde se cree que yo vivo, en la nube?», comenta al entrevistador para enfatizar que el problema es real y cotidiano.
Carnaval, ruido y «doña cuaresma»
El dirigente nacionalista extiende la crítica a la conflictividad que generan las actividades festivas. «Queremos un carnaval que no sea transgresor y queremos un carnaval que no haga ruido. Fantástico. Entonces, ¿a qué hora lo hacemos?», se pregunta con ironía. Y define la situación como «el triunfo de Doña Cuaresma en vez de Don Carnal», en referencia a una parte de la ciudad que, dice, «tiene una obsesión con impedir cualquier tipo de evento festivo».
Reconoce que debe haber respeto al descanso, pero lo contrapone a la idea de una ciudad «silenciosa» que se olvida de que «Vegueta es de todos» y de que las Canteras también son de todos. «Aquí silencio absoluto porque si no se incomoda a Doña Cuaresma. Es inaceptable», afirma.
Alerta por el sáhara y marruecos
En el tramo final de la entrevista, Quevedo recupera un tema de política exterior que, subraya, afecta directamente a Canarias: el Sáhara Occidental. Sostiene que el giro del Gobierno español hacia la propuesta marroquí de autonomía «es un error profundo» que «perjudica los intereses estratégicos de Canarias». «Si Marruecos consiguiese sus propósitos en el Sáhara Occidental, lo próximo que ocurrirá será lo de Ceuta y Melilla. Después vendrán por nosotros», advierte. Recuerda que Marruecos mantiene «un mapa donde Canarias forma parte del Gran Marruecos» y que no se puede «hacer la pelota al reino de Marruecos» cuando «tiene sublevada a su propia gente».
«Un día nos encontraremos un monstruo ahí enfrente y después a llorar al parque», concluye, apelando a que las instituciones canarias mantengan «las orejas tiesas» ante los movimientos en el norte de África.