El presidente de la U.D. Las Palmas dice que “ningún jugador tiene miedo al coronavirus”. Habla Ramírez también de la nueva realidad económica del fútbol tras la crisis sanitaria.
En apenas dos semanas se iniciará la liga de fútbol profesional en nuestro país y los equipos de primera y segunda división son optimistas en torno al inicio de la competición después de más de 3 meses paralizada por la crisis del coronavirus.
El presidente de la U.D. Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, participa de ese optimismo al tiempo que cree necesario “estar ojo avizor con el comportamiento de los jugadores” en este tiempo previo al inicio de la Liga, en referencia a lo que ha pasado en el ámbito privado con jugadores del Sevilla que incumplieron las normas de distanciamiento social.
En cuanto a los controles y test del Covid-19 que se realizan a los jugadores amarillos, Ramírez dice que “es difícil que se nos escape un positivo” en un jugador porque los controles son continuos. “Llevamos 3 semanas de entrenamiento y hemos tenido 3 controles del virus”. En cualquier caso, si se diese un positivo el jugador tendría que cumplir con la cuarentena de dos semanas, pero “ningún jugador tiene miedo al coronavirus", aunque el presidente recuerda el caso de Fali, el jugador del Cádiz, que se negó a volver a los entranamientos por seguridad.
35 equipos, en la cuerda floja
De no reanudarse la Liga “35 equipos de los 42 del fútbol profesional podrían tener problemas de tesorería”, asegura el presidente de la U.D. Las Palmas, que recuerda la importancia del fútbol como industria, “representa el 1,5 por ciento del PIB nacional”, unos 15.000 millones.
Sin embargo, los presupuestos que manejan los equipos varían mucho, mientras que en la Liga SmartBank está en una media de 15 millones, “equipos como el Barça o el Madrid están prácticamente en 900 ó 1.000 millones al año”.
El fútbol no es ajeno a la crisis económica derivada del coronavirus y a partir de ahora el mercado también va a cambiar, porque habrá menos dinero y “se va a notar en los contratos de publicidad” con las empresas, las retransmisiones de televisión e incluso habrá gente “que no va a poder pagar su abono”.