➤ «El futuro es un equilibrio del ciclo integral del agua al completo» ➤ «Tenemos que ser conscientes de que las condiciones climatológicas van a ir a peor» ➤ «Hay que sancionar con todo el rigor los vertidos ilegales»
Manuel Miranda, consejero de Política Territorial, Cohesión Territorial y Aguas del Gobierno de Canarias, sostiene que la crisis hídrica del archipiélago exige planificación, financiación y un trabajo sostenido «isla por isla» porque «no se arregla ni en una legislatura ni en dos». Afirma que se avanza respecto a los momentos más críticos —como los cortes generalizados en Fuerteventura en el verano de 2023—, pero advierte de que la solución pasa por abordar «todo el ciclo integral del agua» y por asumir que el escenario climático será cada vez más exigente.
Emergencias vigentes y un enfoque de ciclo completo
El consejero describe una situación hoy «mejor» que meses atrás, aunque con Lanzarote y Tenerife todavía en situación de emergencia hídrica. Señala que en Fuerteventura «las cosas han cambiado sustancialmente» gracias a nuevas infraestructuras, pero insiste en que la respuesta debe abarcar producción (desalación), depuración, reducción de pérdidas y digitalización de redes y depósitos. «El futuro es un equilibrio del ciclo integral del agua al completo», dice, y remarca que ninguna de las patas es prescindible.
Planificación y financiación, no improvisación
Miranda subraya que «aquí no puedes improvisar» y que, aunque puedan adoptarse actuaciones de urgencia, la clave es planificar con objetivos claros y recursos suficientes. «Tenemos que ser conscientes de que las condiciones climatológicas van a ir a peor, que vamos a tener cada vez menos agua que nos venga del cielo», afirma, por lo que defiende la expansión del agua industrial (desalación) y la regeneración para riego agrícola.
Ejecución de obras y presupuestos
Sobre la ejecución presupuestaria de 2025, la califica de «correcta» y admite que las obras hidráulicas arrastran complejidades técnicas y administrativas que obligan a afinar la programación. En infraestructuras, sitúa la ejecución «en torno a un cincuenta, un sesenta por ciento», mientras que las transferencias de capital a otras administraciones avanzan a mayor ritmo. De cara a 2026, asume la «estrategia de gobierno» que prioriza áreas sociales y entiende que su departamento no será de los que más crezcan, aunque pide ajustar los presupuestos «a lo ejecutable».
Una agenda sostenida en el tiempo
Miranda resume que la modernización del ciclo del agua en Canarias requiere continuidad política y administrativa más allá de los vaivenes del calendario. Defiende un camino ya en marcha —nuevas desaladoras, depuradoras, reducción de pérdidas y digitalización—, reforzado con una política de sanciones «implacable» contra los vertidos y con una reflexión colectiva sobre los límites del modelo turístico. «Tenemos que seguir trabajando, planificando», concluye, porque «vamos mejor», pero aún queda «un trabajo por hacer».
Vertidos en tierra y mar: tolerancia cero
Sobre los vertederos incontrolados y los vertidos al mar, reclama una doble vía: facilitar puntos de entrega y reciclaje para autónomos y pequeñas empresas, y «ser inflexibles» con quienes contaminan. «Hay que sancionar con todo el rigor», sostiene, por el «impacto visual brutal» en barrancos y laderas y por los efectos ambientales en el litoral. En paralelo, apunta a inversiones en depuración —con foco en Lanzarote, Fuerteventura y La Graciosa— para evitar que los excedentes terminen en el mar.
Presión turística y límites del sistema
El responsable autonómico vincula parte de las tensiones del ciclo del agua a la expansión de la planta alojativa y, especialmente, a la proliferación de viviendas vacacionales: «El sector turístico tiene mucho que ver», afirma, por el incremento de consumos y de caudales que alcanzan a saneamientos y depuradoras. Pide «plantearnos hasta dónde queremos llegar» y «equilibrar» lo que Canarias puede ofrecer en infraestructuras con la evolución de la demanda turística.
Fuerteventura y el reto demográfico
Natural de Fuerteventura, Miranda admite preocupación por la evolución demográfica de la isla y por su impacto en la identidad y la cohesión social. Observa que la población nacida fuera crece con fuerza y propone «políticas demográficas importantes para promover el crecimiento demográfico autóctono», junto a medidas que faciliten la conciliación. Reivindica, además, una acción institucional que explique la singularidad canaria al Estado y a la UE para que ese reto no quede «fuera del radar».