➤ «El problema de la vivienda es un drama social, pero no solamente en la Laguna, en todos lados» ➤ «Vamos a poner límites absolutos a los turoperadores para que esto no se convierta en una ciudad circo» ➤ «La Laguna es una ciudad estudiantil, de gente, de alegría, de cantantes, de cuna, de cultura musical»
San Cristóbal de La Laguna celebra el 25º aniversario de su declaración como Patrimonio Mundial reforzando su condición de ciudad universitaria, cultural y abierta al mundo. En este contexto, su alcalde, Luis Yeray Gutiérrez, reivindica el papel histórico del municipio en el desarrollo de Tenerife —«La Laguna es el epicentro del crecimiento y el desarrollo de Tenerife»— y defiende un modelo de ciudad viva, con calles llenas de vida, pero compatible con la protección del patrimonio, el derecho al descanso vecinal y la cohesión social.
Patrimonio mundial y ciudad viva
Gutiérrez sostiene que la distinción de la Unesco ha transformado la ciudad «en todo» y que la declaración de Patrimonio de la Humanidad «ha dado un vuelco completo» al municipio, permitiendo ordenar su crecimiento, rehabilitar espacios degradados y proyectar su imagen al exterior. Recuerda que La Laguna ha llegado a liderar el grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, lo que ha servido de altavoz para reforzar su posición en el ámbito estatal e internacional.
El alcalde subraya que el título no es solo una etiqueta turística, sino una responsabilidad permanente: explica que la ciudad recibe «visitas continuas, permanentes» ligadas a la Unesco y que cada año se realiza una inspección cuyo informe llega sin previo aviso. Por ello rechaza los discursos alarmistas sobre un hipotético riesgo de perder la distinción y afirma que La Laguna no está en ninguna lista de ciudades amenazadas. Al contrario, insiste en que el trabajo municipal se orienta a preservar el casco histórico, rehabilitar inmuebles de valor y compatibilizar esa protección con la vida cotidiana de los laguneros.
Kilómetro cero de Tenerife y ciudad sin murallas
En el marco de este aniversario, el Ayuntamiento ha inaugurado un «kilómetro cero» lagunero, fruto de una investigación conjunta con la Universidad. Gutiérrez explica que el estudio demuestra que La Laguna fue el punto de arranque de los caminos que articularon Tenerife, uniendo zonas rurales y puertos y convirtiéndose en nodo de desarrollo económico y social de la isla. A su juicio, esta lectura histórica refuerza la idea de que la ciudad ha sido durante siglos un espacio de encuentro y articulación territorial.
El alcalde reivindica también la singularidad urbanística de La Laguna en el contexto colonial: «Si algo nos distingue es que esta ciudad colonial fue una ciudad de paz y eso implica también que fue una ciudad desarrollada de manera rectilínea pero sobre todo sin murallas. Con un concepto nuevo, innovador, renacentista». Esa condición de ciudad abierta, sin defensas militares, la vincula con una tradición de acogida que, asegura, sigue vigente en la actualidad.
Una ciudad estudiantil, de bares y de calle
Para Gutiérrez, la clave de La Laguna está en su vida diaria: «La ciudad de La Laguna es una ciudad estudiantil. Es una ciudad de gente, es una ciudad de alegría, de cantantes, de cuna, de cultura musical». Recuerda que buena parte de la población universitaria de la isla se concentra en el municipio y que esa presencia marca su carácter: calles llenas, terrazas ocupadas desde primera hora, cafés, bares y mentideros en los que se conversa de política local y de la vida de la ciudad.
El alcalde defiende que esa vitalidad no es un problema, sino un valor que genera comunidad. Asegura que La Laguna «no se concibe» como una ciudad que cierre a las diez de la noche, porque la sociabilidad, la música y la cultura forman parte de su identidad. Sin embargo, admite que esa intensidad obliga a gestionar tensiones, especialmente en el casco histórico, donde conviven residentes, comercio, ocio nocturno y un flujo creciente de visitantes.
Ruido, convivencia y regulación del ocio
Gutiérrez reconoce que existe un debate sobre el ruido y la carga de actividad en el centro y explica que el Ayuntamiento mantiene una relación constante con la asociación de vecinos del casco. Señala que los problemas que se viven en La Laguna «prácticamente suceden de la misma manera en todos los cascos históricos de España» y que la corporación ha aprobado una ordenanza de ruido y está intentando llegar a acuerdos con hosteleros, comerciantes y artistas callejeros.
El regidor admite que hay dificultades para hacer cumplir los compromisos, especialmente con los cantantes de vía pública «que están haciendo caso omiso» de lo pactado en una mesa de negociación. Aun así, defiende que la solución pasa por el diálogo, la planificación de un calendario de eventos y la creación de una comisión de convivencia que permita canalizar las quejas, explicar la importancia de la dinamización para el comercio local y preservar el equilibrio entre ocio y descanso.
Turistas, tasa y límites al «circo»
El éxito patrimonial y cultural de La Laguna ha multiplicado la llegada de visitantes. El alcalde describe un cambio de perfil: «existen muchísimos visitantes que vienen con una agenda distinta, más cultural, más gastronómica», con presencia creciente de turistas alemanes, franceses, peninsulares y, recientemente, asiáticos, en parte por la proyección internacional lograda a través del grupo de Ciudades Patrimonio.
Para evitar que el casco histórico se convierta en un decorado masificado, Gutiérrez adelanta que el Ayuntamiento «va a poner límites absolutos a los turoperadores para que esto no se convierta en una ciudad circo». Y anuncia una tasa vinculada a las visitas guiadas: ya se está cobrando un importe, que califica de «irrisorio», para garantizar que los guías estén formados, cuenten con un atuendo identificable y transmitan una imagen rigurosa de la ciudad. El objetivo, afirma, es que el turismo contribuya a financiar la conservación del patrimonio sin desbordar la capacidad de la ciudad ni expulsar a sus residentes.
Movilidad, soterramiento y aparcamientos gratuitos
Otro de los grandes debates que atraviesan el área metropolitana es el colapso circulatorio. El alcalde se muestra partidario de una visión de «luz larga» y defiende obras estructurales como el soterramiento de la TF-5 a su paso por La Laguna, la variante viaria y el túnel de la Gorgolana para desviar el tráfico de la costa nordeste: se refiere a una inversión de unos 500 millones de euros que, asegura, es imprescindible para reducir colas, tiempos perdidos y emisiones.
En el ámbito urbano, Gutiérrez insiste en la apuesta por una ciudad sostenible, con más espacios peatonales y una red de transporte público reforzada. Para ello, anuncia la creación de cerca de 5.000 plazas de aparcamiento disuasorio, «totalmente gratuitas», aprovechando suelos municipales en desuso que se han limpiado y acondicionado. La idea es que los conductores dejen el coche en estas bolsas y utilicen guaguas gratuitas o taxis para desplazarse al centro, gracias a convenios con el sector del taxi, al que califica de «sumamente importante» para la movilidad de la ciudad.
Pequeño comercio frente a franquicias
El alcalde admite que «defender el pequeño comercio frente a las franquicias» es «complicadísimo» y reclama un ejercicio colectivo de responsabilidad como consumidores. Explica que el Ayuntamiento quiere centrar sus ayudas en el comercio de proximidad, en los negocios «de toda la vida», especialmente aquellos con más de 25 años de trayectoria, a los que se ofrecerá apoyo directo si aceptan determinadas condiciones y pueden justificar sus necesidades.
Gutiérrez advierte, sin embargo, de que muchas empresas familiares no encuentran relevo generacional y que la presión de grandes cadenas, capaces de pagar el triple por un inmueble catalogado, dificulta la intervención pública en edificios de valor patrimonial. Reconoce que algunas franquicias han tenido como efecto indirecto la rehabilitación de casas históricas, aunque matiza que ello no implica un apoyo acrítico a su expansión en el casco.
«El problema de la vivienda es un drama social»
En materia de vivienda, el alcalde se muestra contundente: «el problema de la vivienda es un drama social pero no solamente en la Laguna, en todos lados». Sostiene que los ayuntamientos no pueden, por sí solos, resolver la crisis habitacional y que quienes prometen lo contrario «no sé de qué manera lo pueden justificar». Apuesta por un binomio público-privado que agilice licencias y haga atractiva la construcción de vivienda asequible.
Gutiérrez denuncia que en La Laguna «desde hace más de 15 años no hay una nueva vivienda social» y que el Ayuntamiento ha optado por destinar cuatro millones de euros del remanente para acudir al mercado y captar viviendas, ofreciendo garantías a los propietarios reticentes a alquilar. Señala que en el municipio hay unas 9.000 viviendas cerradas y que una parte de la solución pasa por dar seguridad jurídica a quienes temen sacar su propiedad al mercado, sin renunciar a medidas que desincentiven la acumulación especulativa de inmuebles.
Alquiler vacacional y municipios tensionados
Sobre la futura regulación del alquiler vacacional, Gutiérrez explica que La Laguna ha elaborado un estudio amplio, distrito a distrito, para determinar si el municipio puede calificarse como «tensionado». Avanza que todas las formaciones políticas, salvo una, han respaldado en el pleno la petición de un análisis profundo por parte del Gobierno de Canarias, con colaboración municipal, para no tomar decisiones «a lo loco».
Según los datos de los que dispone, la vivienda vacacional representa en torno al 3% del parque residencial del municipio, con mayor presión en la franja costera del nordeste. El alcalde rechaza la demagogia en este ámbito y advierte de que declarar La Laguna como zona tensionada sin un plan realista exigiría levantar hasta 15.000 viviendas en una década, algo inasumible para la administración local. Por eso, insiste, la respuesta debe ser coordinada entre Estado, comunidad autónoma y ayuntamientos.
Economía municipal, remanentes y ejecución del gasto
Desde el punto de vista financiero, Gutiérrez defiende una gestión orientada a ejecutar al máximo el presupuesto anual. Explica que el Ayuntamiento ha tenido que reajustar en torno a 2,5 millones de euros para asumir el incremento salarial retroactivo de los funcionarios tras un acuerdo del Consejo de Ministros y que está ultimando la aprobación de los presupuestos antes de final de año. Su objetivo, afirma, es llegar a unos «remanentes cortos», porque eso significaría que los concejales «han ejecutado el presupuesto» y los recursos se han traducido en inversiones reales.
El alcalde valora positivamente la posibilidad de utilizar el remanente de 2024 en inversiones sostenibles, tras el levantamiento de las reglas fiscales, y recuerda que la etapa sin estas reglas permitió desbloquear proyectos históricos como las ruinas de San Agustín, la reconversión de la costa del nordeste, la rehabilitación de la Puerta del Corregidor o el impulso al mercado de la Recova. Sostiene que el uso inteligente del remanente genera «economías muy positivas», contrata empresas y contribuye a reducir el paro.
Ciudad abierta, himno propio e identidad lagunera
Más allá de las grandes cifras, Gutiérrez insiste en que el alma de La Laguna está vinculada a su historia de ciudad de paso y acogida. Recuerda que hoy es uno de los principales destinos de la diáspora venezolana en Canarias y que conviven discursos muy distintos sobre la migración, desde quienes no hablan de los venezolanos pero sí de «los negros» de los centros de acogida, hasta quienes reclaman más recursos para atender a quienes llegan en situación vulnerable.
En este escenario, el Ayuntamiento trabaja en elementos simbólicos de identidad, como un himno propio para la ciudad, encargado al compositor y director Diego Navarro. El alcalde lo califica de «muy emotivo» y confía en que refuerce el sentimiento de pertenencia de los laguneros a una ciudad que se define por su patrimonio, su universidad, su vida cultural y su condición de «ciudad sin murallas», abierta al mundo.
Pacto con Coalición Canaria y horizonte político
En el plano político, Gutiérrez reivindica la estabilidad del pacto local entre el PSOE y Coalición Canaria, uno de los pocos acuerdos de este tipo en el archipiélago. Recuerda que el mandato comenzó en minoría por la fragmentación de la izquierda y que fue necesaria «la mano tendida» para garantizar gobernabilidad. Asegura que la relación es fluida, sin grandes escándalos, y que esa estabilidad «genera confianza» en la ciudadanía.
El alcalde confirma que se presentará a la reelección en 2027 y aspira a «conseguir una mayoría amplia» que consolide el proyecto socialista en La Laguna y refuerce al partido en el ámbito insular y regional. Se declara «ambicioso en la política» porque entiende que es legítimo querer transformar la realidad y sostiene que su prioridad ahora es culminar el ciclo iniciado en 2018 y prolongarlo hasta 2030 al frente del Ayuntamiento.