Lidia Cruz: «Nos tenemos que mover; si no, nos comen»

Concentración de Guanarteme Se Mueve | Foto: Plataforma Guanarteme se mueve

Concentración de Guanarteme Se Mueve | Foto: Plataforma Guanarteme se mueve

La presidenta de la asociación vecinal Guanarteme Se Mueve advierte de que el barrio vive «un proceso sostenido de especulación»: «La gentrificación expulsa a los vecinos»

La presidenta de la asociación vecinal «Guanarteme se Mueve», Lidia Cruz, advierte de que el barrio vive «un proceso sostenido de especulación y gentrificación» que está desplazando a sus residentes. «Nos tenemos que mover; si no, nos comen», afirma, al señalar que el planeamiento «agresivo» de las últimas décadas ha priorizado grandes promociones inmobiliarias «sin zonas verdes ni espacios de convivencia», hasta convertir el entorno «en cemento».

Una planificación que «no piensa»

Cruz explica que el colectivo ha trasladado al Ayuntamiento su rechazo a las modificaciones urbanísticas en curso, por considerar que «agravan la expulsión vecinal». Denuncia proyectos «de gran altura y densidad» como el edificio Las Américas —«un mastodonte»— y alerta del impacto que tendría «un nuevo trazado viario que parte en dos el barrio». «Estamos en contra de una planificación que no piensa en quienes vivimos aquí», subraya.

Rompe el tejido social

La portavoz lamenta la pérdida de espacios públicos de calidad y pone como ejemplo la Plaza del Pilar: «Antes tenía árboles; hoy es el techo de un aparcamiento y no ofrece sombra». A su juicio, esta transformación «rompe el tejido social», deja a las personas mayores «más solas» y dificulta la movilidad cotidiana porque «las aceras no están adaptadas» para quien tiene problemas de accesibilidad.

Inversiones turísticas

En vivienda, Cruz describe un escenario «prohibititivo» para jóvenes y familias del barrio: «Con lo que ganamos, no se puede pagar lo que piden por alquilar, y comprar es aún más difícil». Sostiene que la sustitución de hogares por promociones orientadas «a inversores o a un uso turístico de paso» vacía la vida comunitaria: «Vienen, se divierten y se van; no luchan por el barrio ni por sus servicios».

Terminan pagando los vecinos

La asociación, añade, ha abierto también la vía judicial para frenar desarrollos que considera lesivos. «Además de la movilización social, estamos en los tribunales con nuestro abogado», indica, en referencia a procedimientos en marcha relacionados con nuevas edificaciones y dotaciones. «Siempre terminamos pagando los vecinos; cuando el Ayuntamiento asume costes, ese dinero es de todos», apunta.

Cruz reclama un cambio de rumbo que priorice a la ciudadanía residente: más zonas verdes, equipamientos, accesibilidad y una política de vivienda «que garantice el derecho a permanecer en el barrio». «Esto no va de dos mundos paralelos —dice—; queremos el mismo modelo de ciudad que disfrutan en otras zonas: con vegetación, espacios de encuentro y un tejido social vivo».