El presidente del CV Guaguas señala que se trata de «un partidazo a cara de perro» que puede dar el pase a la siguiente ronda de la Champions.
El presidente del CV Guaguas, Juan Ruiz, sitúa el duelo de esta tarde (19:00) en Las Palmas de Gran Canaria como «un partidazo a cara de perro» que puede dar el pase a la siguiente ronda de la Champions de voleibol tras el 1-3 logrado en El Pireo. Explica que, si el equipo grancanario consigue dos sets, «pasa la eliminatoria», mientras que una derrota por 3-0 o 3-1 llevaría al «set de oro» a 15 puntos. Pide «llenar la cancha» y convertir el encuentro en una cita «muy importante para Gran Canaria y para el Guaguas».
Un cruce de Champions a vida o muerte
Ruiz recuerda que el Guaguas es «el único equipo en Canarias» que compite en la Champions de voleibol y que el sorteo les emparejó con «el 15º mejor equipo del mundo». Tras el triunfo 1-3 en Grecia, el presidente no esconde el nivel del rival: «Te pueden ganar 3-0; tienen capacidad para eso y para más», admite, al tiempo que subraya que el resultado de la ida fue «una hazaña» comparable a «cuando la UD Las Palmas le ganaba al Barcelona: una de veinte veces».
El músculo del Olimpiakos y la fe del Guaguas
El dirigente pone nombres propios al potencial del conjunto heleno: el receptor canadiense Gordon Perr(y) —capitán de su selección— y el opuesto serbio Aleksandar Atanasijević, también capitán de su país. «Entre los dos ganan 675.000 euros; la plantilla del Guaguas no llega a eso», afirma para dimensionar la diferencia de presupuestos. Precisamente por eso, Ruiz llama a «hacer un gran partido» y apela al orgullo competitivo del grupo que dirige Sergio Miguel Camarero.
Videocheck y árbitros internacionales
Preguntado por la posibilidad de «pillerías», Ruiz zanja: «No podemos hacer trampas porque hay videocheck». Recuerda que ambos técnicos pueden pedir revisión de jugada y que, a diferencia del fútbol, «en voleibol no hay criterios: si tocó, tocó; si entró, entró». El encuentro estará dirigido por colegiados de Polonia y Finlandia, con un supervisor designado por la CEV procedente de Francia, «y todo eso hay que pagarlo», apunta con ironía.