Gerardo Pérez: «El texto de la Ley de Amnistía no es constitucional»

Miriam Nogueras, de Junts, en la tribuna del Congreso de los Diputados | Foto: Congreso de los Diputados

Miriam Nogueras, de Junts, en la tribuna del Congreso de los Diputados | Foto: Congreso de los Diputados

El profesor de Derecho Constitucional de la ULL señala que muchas de las afirmaciones contra los jueces demuestran «una regresión preocupante de algunos valores».

Gerardo Pérez, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de La Laguna, asegura que el texto de la Ley de Amnistía que se discutió esta semana en el Congreso de los Diputados no es compatible con la Constitución: «No tiene cabida en nuestro ordenamiento jurídico, ni en el marco de la Unión Europea», como así lo han afirmado la mayoría de los constitucionalistas, aunque reconoce que hay otros expertos que defienden lo contrario.

Pérez indica que la ley no solo debe respetar la Constitucion, sino también los distintos tratados internacionales, que tienen primacía sobre las leyes aprobadas en el Parlamento, y, en ese marco, es dudoso que el texto se adecúe a muchos tratados que versan sobre la lucha contra el terrorismo.

Parcialidad del Tribunal Constitucional

Sobre si todas estas consideraciones serán tenidas en cuenta por el Tribunal Constitucional, en caso de que la ley salga adelante, Pérez indica que el alto tribunal tiene, a día de hoy, un «problema de parcialidad», porque está anclado en votaciones que siempre producen el resultado de siete contra cinco, que refleja la proporción de magistrados progresistas y conservadores: «Esto da cierta inseguridad a sus decisiones».

Regresión de valores

Sobre las manifestaciones contrarias a la labor de algunos jueces que se han escuchado esta semana en el Congreso, Pérez recuerda que la Constitución reconoce la inmunidad de diputados y senadores en el uso de la palabra en la tribuna de las cámaras, pero matiza que, desde el punto de vista de la cortesía institucional y el respeto a la separación de poderes, «no es apropiado». Apunta que no parece propio de una democracia madura, «sino más bien de una regresión de una serie de valores que comienza a ser preocupante».