El Grupo Domasa denuncia la devastación total de su hotel tras meses de ocupación ilegal

Callao Sport de Adeje | Foto: HRS

Callao Sport de Adeje | Foto: HRS

La administradora única, Carmen Margarita Domínguez, señala que se han encontrado «imagen dantesca; lo que se vive allí no se describe con palabras»

La administradora única del Grupo Domasa, Carmen Margarita Domínguez, relata el impacto y la indignación que le ha producido el estado en que ha quedado el hotel familiar Callao Sport de Adeje de 92 habitaciones, ocupado desde febrero de este año y desalojado recientemente tras un largo proceso judicial. «Es una imagen dantesca», afirma, subrayando que lo encontrado supera cualquier previsión: un olor insoportable, toneladas de basura y estancias completamente inutilizadas. Sostiene que «lo que te pueda contar no se describe con palabras ni con imágenes», porque el deterioro del inmueble «hay que vivirlo».

Un deterioro «absoluto» y «deliberado»

Domínguez detalla que los daños van mucho más allá del descuido. «Hay basura orgánica y heces humanas en el suelo», explica, aludiendo a fotografías que, según asegura, ponen de manifiesto una degradación incompatible con el uso normal de un inmueble. Describe la situación como «grotesca» y ligada, en su opinión, a una falta total de civismo: «Que nadie me hable de que hace falta vivienda; lo que hace falta es civismo y control sobre quién entra y a qué entra a nuestro país».

Mientras la estructura del hotel no está dañada, la maquinaria, el mobiliario y las instalaciones han quedado inservibles. «Han quemado cuadros eléctricos y no sabemos qué han hecho con la instalación», señala, adelantando que la limpieza y la revisión técnica serán las primeras actuaciones para recuperar el espacio.

Un proceso de ocupación que se descontrola en días

La administradora recuerda que el episodio comenzó el 17 de febrero, cuando un intento de robo derivó en la entrada de los primeros doce ocupantes. «La policía local los identificó, pero no actuó por considerarlo una cuestión de competencias, y la Guardia Civil nunca se presentó», lamenta. En apenas cinco días, el número se multiplicó por cuatro: «Se convirtieron en más de 50 en cinco días».

Con el paso de los meses, calcula que unas 500 personas han pasado por el hotel, «entrando y saliendo», hasta convertirlo en un espacio «destartalado» e «inservible». El día del desalojo, al que asistieron también medios de comunicación, el recuento oficial sumó una veintena de ocupantes.

«Nunca pudimos recuperar nada»

Domínguez afirma que, a pesar de algunas resoluciones iniciales que parecían permitir el acceso a zonas comunes, la realidad fue otra: «Los ocupas convirtieron las zonas comunes en inhabitables y nunca pudimos recuperar nada». Critica que el deterioro fue avanzando sin que la propiedad tuviera margen para proteger los bienes que aún quedaban en el interior: maquinaria, mobiliario o incluso elementos estructurales de uso hotelero.

Preguntada por la posibilidad de que se hubieran vendido o retirado equipos, responde con firmeza: «No, nunca nos dieron tiempo ni opción».

Un itinerario judicial «lento e incoherente»

Domínguez considera que la respuesta judicial ha sido «bastante lenta». Critica especialmente la negativa inicial del juzgado de Arona a ordenar el desalojo a pesar de «actos delictivos evidentes», mientras que la Audiencia Provincial de Santa Cruz sí dio finalmente la razón a la propiedad. «Ha sido incoherente», resume.

Ahora, con el hotel desalojado pero devastado, el Grupo Domasa se enfrenta a una limpieza masiva y a una evaluación técnica que determinará el coste real de la recuperación. Domínguez evita especular sobre cifras, pero sí deja claro que el daño económico y emocional es profundo. «Lamento lo ocurrido —concluye—. Sólo espero que algo así no vuelva a repetirse».