Braulio: «El homenaje que me hace la vida es poder seguir cantando»

Braulio en los estudios de El Espejo Canario

Braulio en los estudios de El Espejo Canario

➤ «La idea es marcharme cuando me muera, con las botas puestas» ➤ «No me arrepiento de haber ido a Eurovisión, para nada» ➤ «El público que viene a verme respira igual a un lado y otro del Atlántico

El viernes 26 de septiembre, a las 21:00, en el Teatro Auditorio de Agüimes, Braulio celebra el espectáculo «Braulio 8 Décadas», un repaso vital y artístico en el que el cantante reafirma su voluntad de seguir en los escenarios: «la idea es marcharme cuando me muera, con las botas puestas». El programa reúne a invitados como Benito Cabrera, Los Gofiones, Germán López, Los Sabandeños y Cristina Ramos. «Cada uno cantará conmigo una canción; no se alargará mucho porque son temas que yo hago habitualmente», dice. «Y sí: está todo vendido». 

Un homenaje en vida

Braulio define la cita de Agüimes como «un homenaje que me hace la vida» porque le permite seguir dedicado a aquello que le sostiene: cantar. «Poder seguir cantando y poder seguir dedicándome a lo que me gusta, a lo que me da vida, realmente», afirma, enlazando el cumpleaños redondo con un presente aún en marcha. 

La velada del 26 de septiembre será compartida. «Van a incorporarse a las canciones; simplemente van a cantar una canción cada uno de ellos conmigo», explica, aludiendo a Benito Cabrera, Los Gofiones, Germán López, Los Sabandeños y Cristina Ramos. El formato busca emoción y concisión: «no creo que dure más», señala, porque el repertorio pivota sobre sus temas más reconocidos. 

Canarias en el centro

El vínculo con las islas atraviesa toda su obra y su biografía. Relata cómo «Tenerife» sigue siendo una de las canciones que más respuesta generan «en cualquier isla», y evoca aquella vez en Agaete en que pidió al público darse la vuelta para mirar la silueta tinerfeña mientras cantaba. «Sí, sí, es verdad», confirma. En su memoria familiar, incluso, «me educaron mirando a Tenerife», recuerda, con noches en la azotea viendo «las llamaradas de la refinería» al fondo. 

Eurovisión, sin cuentas pendientes

Sobre el festival, Braulio es tajante: «¿Arrepentirme? Para nada». Representó a España en 1976 con «Sobran las palabras», aunque desvela que su primera opción fue «La cerillera» y que hubo presiones para cambiarla. En La Haya, cuenta, las preguntas versaban menos sobre música y más sobre la situación política en España tras los fusilamientos del año anterior, un contexto que le obligó a medir cada respuesta. «Yo no sé nada de política», recuerda que decía, agradeciendo después los «capotes» de José Luis Uribarri. 

Mirada inquieta a la política

Aun con ese recelo, hoy sí opina: le «preocupa mucho» la deriva en España y «más todavía» en Estados Unidos, país donde reside gran parte del año. Percibe un clima crispado y no oculta su inquietud ante episodios como el asalto al Capitolio: «la pregunta por una guerra civil está ahí», dice, por la cantidad de gente armada y grupos con estructura paramilitar. 

América como territorio natural

El cantante enlaza Agüimes con su agenda americana: tras un paso por Málaga a comienzos de octubre, emprenderá gira a partir del 20 de octubre con paradas previstas en Costa Rica —«uno de los países donde mejor se me acoge»—, República Dominicana, Colombia y, quizá, Panamá. «El público que viene a verme respira igual a un lado y otro del Atlántico; en América son más expresivos», observa. 

Pleito insular y «godismo»

Braulio aborda con humor y franqueza los viejos pulsos entre islas y el «godismo», una actitud que critica «no contra los peninsulares, sino contra el godismo». Recuerda bromas estudiantiles en La Laguna, la convivencia en gradas entre aficiones de Tenerife y Las Palmas, y advierte de tics clasistas que aún afloran en algunos ámbitos culturales de las islas no capitalinas. «Molestan», resume. 

Oficio y escena

Preguntado por el momento más emocionante de un concierto, apunta a la comunión que se produce con himnos como «Tenerife» o «Patria Canaria». Y, entre anécdotas, admite que alguna vez la tarima ayudó en lides amorosas —«me la ligué desde el escenario»—, pero rehúye mitologías simplistas sobre la vida del músico. «Se exagera mucho», relativiza, antes de confesar su debilidad por boleristas como Chico Novarro y su convicción de que para escribir grandes boleros «hay que tener mala vida». 

Camino Viejo y una forma de trabajar

Braulio reconoce a su agente en Canarias, Natividad Santana (Camino Viejo Producciones): «es la única empresa que te paga antes de que ella cobre», subraya, remarcando un método que, asegura, «la distingue del resto». «Por eso le tienen tantas ganas», añade, atribuyendo la animadversión a «machismo» y «envidias» en el sector.