El presidente del Cabildo de El Hierro reclama una reflexión urgente tras el vuelco de un cayuco en La Restinga que deja siete víctimas mortales.
El presidente del Cabildo de El Hierro, Alpidio Armas, califica de «consternación y sobrepaso» el sentimiento general tras el vuelco de un cayuco en el muelle de La Restinga que ha costado la vida a cuatro mujeres, dos niñas y una adolescente. El suceso, ocurrido este martes, marca un punto de inflexión en la gestión de los flujos migratorios que alcanzan la isla desde el continente africano.
El mandatario insular señala que el hecho de que las muertes hayan ocurrido a escasos metros de tierra firme no puede dejar indiferente a nadie: «Algo estamos haciendo mal, porque los resultados son malos. Podían haber sido 70 muertes». Armas lamenta la falta de una reflexión profunda y compartida, y apunta que la respuesta a este drama debe estar por encima de los cálculos políticos: «La política ha entrado en unos derroteros insanos donde todo se filtra según convenga a cada partido».
Un silencio institucional que inquieta
Armas afirma que, fuera del ámbito de su partido, no ha recibido llamadas de apoyo por parte de otras fuerzas políticas: «De otro partido realmente no. Solo he sentido la solidaridad de compañeros del PSOE». Considera preocupante esa falta de reacción, especialmente cuando se trata de un drama humano con consecuencias tan directas para la isla que preside.
El presidente insiste en que el momento exige una evaluación global del sistema de atención y acogida de migrantes. Cree que las administraciones, incluida la suya, deben hacer autocrítica: «Debemos estudiar profundamente cómo estamos abordando el proceso migratorio, y no puede hacerse desde fuera de la empatía y el cariño».
La sociedad herreña, ejemplo de solidaridad
Frente a la falta de coordinación entre administraciones, Armas reivindica el papel de la ciudadanía herreña, que, en su opinión, «está dando un ejemplo de lealtad, empatía y solidaridad». Sostiene que la respuesta vecinal ha sido humana y generosa, en contraste con el silencio institucional que ha predominado tras el accidente.
El presidente no oculta su escepticismo respecto a que esta tragedia desemboque en una transformación real de las políticas migratorias. Aun así, defiende la necesidad de abrir ese debate: «Debemos recapitular, reflexionar si lo que estamos haciendo es correcto o no, porque lo que está en juego es la vida de las personas».
La isla más occidental de Canarias, históricamente símbolo de acogida y frontera, vuelve a convertirse en escenario de una tragedia migratoria. Esta vez no en alta mar, sino a pie de muelle. Las palabras de Alpidio Armas resumen el clamor de El Hierro: «Las muertes son un fracaso en sí mismas. Y esta no puede ser la senda».