Stratvs: la gran broma final

Bodega Stratvs, Lanzarote | Foto: ARCHIVO

Bodega Stratvs, Lanzarote | Foto: ARCHIVO

La sentencia pasa de una condena de decenas de años a todos los intervinientes a cero. Cero. Nadie condenado. Espero que no se olviden de mí aquellos que quisieron crucificarme antes de tiempo. Cero.

Francisco J. Chavanel

1.-Allá por dónde pisa el fiscal Stampa

Te frotarás los ojos una vez y cien veces y el despropósito seguirá ahí, inalterable, para convertirse en el algo pétreo y sólido, que el paso del tiempo lo hará eterno como una oración sagrada.

El “mayor episodio de corrupción urbanística” de Lanzarote y de Canarias era un fiasco, una mentira monumental, un montaje efectuado desde dentro por determinados fiscales y jueces sin escrúpulos, con el apoyo de otros fiscales y jueces, sus superiores, que miraron hacia otro lado, con agentes de la UCO subvirtiendo pruebas, firmando en barbecho, intimidando y manipulando para lograr sus objetivos… Un caso inventado tres años después de haber sucedido los supuestos acontecimientos. Guardado en un cajón mientras la jueza que suplía a César Romero Pamparacuatro no quiso saber nada de aquellos documentos, oliéndose que era lo mismo que el caso Unión, un guiso de dudoso gusto confeccionado por el cocinero de una tasca de medio pelo, resucitado tiempo después por el hombre que más daño le ha causado a la credibilidad de la Justicia en Lanzarote: Ignacio Stampa.

Hoy sabemos que en Madrid no lo quieren, que lo acaban de separar de las investigaciones del “caso Villarejo”, que ha perdido la plaza en la capital al no conseguir ni siquiera un voto a su favor, que aquellos que han actuado como sus padrinos y sus protectores no encuentra ahora argumentos sólidos para salvarle la piel, que han estado defendiéndole a machamartillo contra voces autorizadas que avisaban del peligro que llevaba el personaje, que el antecedente de Lanzarote no era cualquier cosa, que se ha venido saltando la línea fronteriza entre lo legal y lo ilegal cada vez que le convenía. Y aún así casi se lo han permitido todo. No será porque no lo hayamos avisado.

Hay unas cuantas cuestiones que debemos considerar:

A) El caso Stratvs es la continuación del caso Unión; los diseñadores del enjuague, Carlos Espino, Juan Fernando López Aguilar y las cloacas al servicio de Rubalcaba, pretendían dos cosas: quedarse con el poder absoluto en Lanzarote y arruinar y llevar a la quiebra al principal empresario de la isla, Juan Francisco Rosa, que no les ayudaba a financiarse electoralmente ni tampoco a sus empresas satélites: medios de comunicación y, sobre todo, la Fundación César Manrique.

B) Los que investigan el caso Stratvs son los mismos que danzan sobre el caso Unión. Las mismas acusaciones particulares, el mismo fiscal, y jueces que van y vienen que le prestan a Stampa una pleitesía enfermiza. Cuando a través de “Unión” la pieza principal se escapa, pues carecen de cualquier documento que incrimine a Rosa, prueban con la bodega, una más de otras diez en La Geria, la mejor de todas, el modelo a seguir, la más limpia, la menos contaminante. Stampa, a través de la jueza Silvia Muñoz (fan declarada de él en el juicio que el citado fiscal inicia contra mí en defensa de su dudoso honor), ordena cerrar la bodega a mediados de diciembre de 2013, amparándose en la petición de la acusación particular, un disfraz del talibanismo local con amistades manifiestas con quien ejerce la acusación por parte del Estado.

C) Ha de quedar para la historia que, años más tarde, la Fiscalía de Las Palmas, percatándose del grado de obcecación de Stampa le ordena que cambie su criterio y que pida en el juicio subsiguiente el cierre del caso. Stampa sigue la orden a su forma: pone a caer de un burro la bodega durante sus conclusiones y, al final, reclama lo que sus superiores le han exigido: la absolución de la causa. Sin embargo, sin que nadie tenga certeza absoluta de lo que ocurrió, lo que llegó por parte del tribunal no fue la reapertura de la bodega sino, al contrario, se ordenó precintarla de nuevo argumentando que contaminaba al existir una zona hídrica en el subsuelo de La Geria, y que precisaba de una depuradora.

D) Todo fue una charlotada. La sentencia dice ahora lo que dijimos entonces. No había zona hídrica alguna, no había nada que contaminar. Todos los estudios científicos efectuados lo demuestran. Y tampoco era necesaria la depuradora. Ningún bodeguero en Canarias la tenía. Las leyes no la pedían. Fue un disparate de tal magnitud que la Sección VI de la Sala de lo Penal de la provincia de Las Palmas no lo ha podido olvidar. Hoy, en la sentencia definitiva, reconoce al fin el daño extraordinario que se le hizo a la bodega y a la propiedad. No había sistema hídrico alguno.

E) Para entender este episodio surrealista es imposible hacerlo desde la tranquilidad de nuestras casas canarionas o tinerfeñas o majoreras o palmeras. Es un comportamiento estricto que sólo corresponde a Lanzarote. La guerra civil allí todavía no ha terminado. A la gente no se la llevan presa tocándole en su casa al anochecer pero casi. El odio se pasea por las calles como un perro hambriento. La mentira y la manipulación es lo corriente. Si te colocas en un bando serás vilipendiado por el otro; y si te colocas en medio te decapitará cualquiera de los otros dos. Aún así, para llegar al grado de virtuosismo en cuanto a locura, frenesí, mezquindad, y falta de respeto absoluto a la ley, para eso hay que formar parte de la banda de Carlos Espino y sus amigos de la FCM, y sus terminales en Madrid.

¿Puede ser posible que una persona que cobra un sueldo como asesora jurídica del Cabildo de Lanzarote sea capaz de decir en pleno juicio que la bodega de Stratvs en el centro de La Geria era como colocar allí una bomba nuclear? En mis largos procesos vividos, civiles y penales, es extraordinariamente difícil escuchar dislates de ese nivel sin que la cara de los que dicen tamañas salvajadas se inmuten.

2.- Doce ‘culpables’, doce absoluciones

Dense cuenta de lo que significa este fracaso para la inquisición lanzaroteña. La herencia del fiscal Stampa, sostenida por una profesional que fue comprendiendo a medida que avanzaban las sesiones en el lío que la habían metido, pedía 15 años de cárcel para Juan Francisco Rosa, y otra buena cantidad para otras 10 personas. Aquí no hubo pacto entre Fiscalía e imputados como ocurrió en los casos Faycán o Eólico. Si llegó algún mensaje en este sentido, los perseguidos se negaron a cualquier transacción seguros de su inocencia.

La sentencia pasa de una condena de decenas de años a todos los intervinientes a cero. Cero. Nadie condenado. Espero que no se olviden de mí aquellos que quisieron crucificarme antes de tiempo. Cero. No hay daño alguno medioambiental; la “causa ecologista más grave de la historia de Canarias” es la elucubración de un lobby resentido con el mundo, una panda de fanáticos, que por su fanatismo y su nula empatía con aquellos que no piensan como ellos, meten en la cárcel a sus opositores, les inyectan miedo y terror en vena, les roban la credibilidad, los persiguen febrilmente, y los anulan como personas y como representantes de lo que sean.

12 absoluciones. Es para echarse a temblar sobre este desgarrador capítulo de vergüenza y asco por parte de la Fiscalía de Las Palmas. Nadie desde dentro fue incapaz de frenar la actuación abusiva por parte de, nada menos, los defensores de la maquinaria del Estado.

He pasado seis años de mi vida atado a los pormenores del caso Unión y Stratvs. Cuando el viernes me dieron la noticia sobre la sentencia de la bodega esta fue mi reacción: echarme a llorar como un niño chico; me fue imposible contenerme. Un río salió de mis ojos, mientras toda mi alma se convulsionaba. Ni yo mismo sabía cuánto había sufrido. Mi coraza estalló en mil pedazos. Mi fama de hombre duro devino en un ser de una tristeza incalculable que lloraba por todo lo que me habían arrebatado. A mí y a todos los que se sentaron en el banquillo, purgando por acciones que no cometieron.

Y una vez más no suena una sola frase de perdón. Todos los medios de comunicación que han estado en esta campaña que los deshonra se callan como muertos, cobardemente se lavan las heridas, juran en arameo dispuestos a intentar otra masacre en otro instante, las hienas no dan un paso atrás… Me gustaría escupirles en la cara y decirles que aún deben algo muy grave a la sociedad lanzaroteña: la nulidad de todos los actos del caso Unión. El caso Unión no es caso en un estado de derecho. No hay auto firmado por juez alguno para iniciar la investigación, no hay grabación ni grabadora original, hay un montón de documentos firmados por un juez en plena juerga en los indianos de La Palma, y hay un informe de una juez que describe a la perfección lo que fue un caos efectuado por profesionales del bingo, porque de la Justicia no eran.

Y eso hay que suspenderlo y anularlo. No basta con que el principal “responsable” no vaya a la cárcel y se comprometa a no acudir al Supremo para reclamar la nulidad de las actuaciones. Este acto, bajo mi punto de vista, es una irregularidad. ¿Qué es eso de arrebatarle a un investigado la posibilidad de acudir al Supremo para intentar demostrar lo que fue un procedimiento torticero efectuado por los mismos que fabricaron el caso Stratvs?

Y, por último, ¿hubo o no hubo mala intención por parte de la Fiscalía durante el procedimiento de la bodega? El mayor caso contra la ecología en Canarias es el mayor pecado contra los que intentan emprender, los que arriesgan su dinero, los que tiran hacia adelante, los que dan empleo, y los que de verdad apuestan por el progreso de la sociedad. Después de esto, ¿quién se atreve a jugarse su patrimonio cuando de lo que hablamos es de un lobby que solamente vive interesado en asaltar los recursos públicos?… La Justicia nos debe declarar el “caso Unión” nulo. Es la única forma de empezar desde cero y de hallar equilibrio entre el daño proferido y una sociedad secuestrada por el pánico.

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