Somos una patera más

El problema es que no hay menos bipartidismo de lo que parece | EEC

El problema es que no hay menos bipartidismo de lo que parece | EEC

En Canarias vivimos como en una especie de loop constante. Es como si no pasara nada, como si nada se moviera, como si fuéramos estatuas, o como si el mundo hubiese dejado de girar.

Francisco J. Chavanel

En Canarias vivimos como en una especie de loop constante. Es como si no pasara nada, como si nada se moviera, como si fuéramos estatuas, o como si el mundo hubiese dejado de girar. Ya hemos perdido el sentido del tiempo y es difícil saber cuándo empezamos a hablar de Emigración, de viviendas, de falta de oportunidades, de una juventud rota y desencantada, de un turismo depredador que sube y sube y que, de momento, actúa fuera de control… Todo esto es muy aburrido y, sobre todo, muy dañino. Los problemas se enquistan, nada o casi nada se resuelve, la bota de Madrid la notamos cada vez más cuando hablamos de exigencias iguales para todas las autonomías…

A nivel nacional la cosa no va mucho mejor. Los dos principales partidos españoles han aprovechado el verano para zurrarse mutuamente por la ola de incendios desatada en la Península entre temperaturas por encima de los 40 grados, graves descuidos procedentes de la España vaciada, falta de medios porque aquí nadie prevé nada. Cuando surgen crisis de este calibre se ve lo que somos los medios de comunicación: una terminal más de los partidos políticos. Y esto es España: una barraca de feria, donde todos disparan contra todos, donde la palabra responsabilidad ha huido, y donde los medios de comunicación reciben instrucciones de los principales partidos para convertir cualquier asunto en litigo en una guerra civil.

Es una estrategia cuidadosamente preparada… Hay programas de televisión que no hacen otra cosa que montar debates donde el centro de la atención no es demandarle a los partidos que viven del voto de la gente que hagan aquello que prometieron durante la campaña electoral, sin fugarse de la realidad, sin estar continuamente buscando culpables en el otro bando.

Fíjense ustedes bien en cómo funciona la rueda. Da igual que el medio sea radio o televisión, o algo tan antiguo como derechas o izquierdas. El esquema es siempre el mismo: periodistas comprados de un equipo o de otro, que arremeten contra el adversario político buscando polarizar las opiniones y los comportamientos, y confundir con codicia a la opinión pública… A esa opinión pública prácticamente se la intenta condicionar para que actúe y vote a un partido concreto y, al mismo tiempo, para que odie a su contrario porque justamente es su contrario.

¿Cuál es la verdad de todo esto? Pues seguramente que en España tengamos una clase política de quinta división. Una clase política que procede de los callejones de la Edad Media: miserable, mezquina, inculta, incapaz de reconocer errores, trincona, corrupta, y sin ningún deseo de arreglar nada porque no saben, no tienen ni idea… Ni el odio racial les permite resolver el problema de la emigración, ni una mínima vergüenza el problema de la vivienda, ni un arrebato de conciencia para combatir la soledad que sufren los jóvenes condenados al precipicio de vivir sin autonomía ni independencia personal.

No tienen la menor idea, esa es la realidad. Es como si hubiera un pacto entre PSOE y PP para montar gamberradas y enfrentamientos todos los días porque tienen la seguridad de que la vía del acuerdo no es rentable, ya que eso requiriría un nivel de gestión al que no llegan. Son unos piratas y nos quedamos cortos.

Todo lo que vivimos todos los días es un circo, con actores que conocen perfectamente su papel y que lo interpretan todas las mañanas como si les fuera la vida. No hay un solo periodista que diga lo que todos vemos: soy el terminal de una fuerza política y estoy aquí para hablar mal de los otros.

Tengo la intuición de que la gente los sabe y lo huele. ¿Quién gana con todo esto? Seguro que PSOE Y PP, el bipartidismo, piensa que son ellos los listos y los que sacarán la mayor tajada. Incluso si los resultados son malos.

El problema es que no hay menos bipartidismo de lo que parece. Tuvimos un Podemos y un Cs, que rompieron justamente ese bipartidismo, y hoy están desaparecidos por prácticas parecidas al PP y al PSOE… Quien está en su lugar es Vox que en vez de bajar en las encuestas no para de subir. Una encuesta publicada por EL PAIS el pasado lunes afirma que Vox tendría ahora mismo una intención de voto de un 17%, lo que quiere decir la consecución, más o menos, de unos 70-80 diputados en el congreso nacional. Es para asustarse pero esta situación ya la hemos vivido.
Precisamente cuando la gente se hartó de bipartidismo y votó a Podemos y a CS. ¿Volverá a ocurrir? Yo no tengo la menor duda. Las fuerzas del mal están a su favor. En Europa el fascismo insiste en tocar en la puerta de Francia y en el Reino Unido. En España es la oportunidad de los desheredados, de los que se han quedado fuera del camino, de aquellos que cobran el ingreso mínimo vital y critican, sin embargo, al Gobierno, de los que se hartaron de todo, y de los que quieren formar parte de otro circo.

Todo esto es inevitable porque los que tienen la obligación de evitarlo no tienen ni alma, ni corazón, ni conocimientos para resolver los problemas y las angustias de los ciudadanos. Somos otra patera más perdida en el Atlántico.

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