Pomares, Lucas, Juan Francisco y el periodismo basura

Ni Lucas Fernández, ni Juan Francisco García son chacales mejores que Pomares. Los tres son hipócritas, fenicios, manipuladores y golfos

Francisco J. Chavanel

Nunca le he puesto vela alguna a Francisco Pomares, en apariencia un periodista, ni nunca se la pondré. Tampoco tengo demasiadas cosas buenas que decir del personaje… En el pasado nos hemos enfrentado no pocas veces, algunas de ellas en los tribunales. Entonces él era un capitán de Javier Moll y yo, de Juan Francisco García, eso no habla precisamente bien de nosotros pero sí de nuestras respectivas ambiciones.

Todo lo que sé de él retrata a un personaje sin escrúpulos, que lo mismo le da torear en política con unos o con otros, y que casi siempre cobra por lo que hace. Ha escrito libros y editado libros de otros con el único propósito de llevarse calentita una magra subvención. Muchos de los libros ni siquiera se repartían para su venta: envejecían en las bibliotecas de determinados centros públicos.

Hablar de vampiros a estas alturas es tan inútil como cansino. Lucas Fernández, propietario de Diario de Avisos, es un atleta de la subvención. Recibió seis millones de euros por rodar una película imposible de descifrar sobre Óscar Domínguez, el pintor surrealista tinerfeño que triunfó en el mundo a principios del siglo XX. El dinero se lo dio la Coalición Canaria de Hermoso y Adán Martín cuando Dulce Xerach Pérez era la condesa de la culturita canaria. Seis millones del taponazo es mucho dinero. Le sirvió a Lucas Fernández para codearse con actores como Joaquín de Almeida, Victoria Abril y Emma Suárez, para sentirse miembro del Hollywood de la periferia, para tirarse el pisto y presumir de lo que no era, para pulirse la pasta en nombre de un Tenerife universal.

Su estudio televisivo, Plató del Atlántico, es el más amplio y exuberante de Canarias. No habría podido construirlo sin la ayuda de Miguel Zerolo. Cómo el señor Fernández no fue sentado en el caso Las Teresitas es un misterio que se nos escapa.

Si les cuento lo que sé del vampirismo a la teta pública del octogenario Juan Francisco García, seguramente les aburriría. Lo saben casi todo de él y aquello que no saben ya lo contaré yo el día que proceda. Es muy evidente que si das un golpe de mano, con Paulino Rivero al lado, y le quitas el concurso de los informativos de la televisión autonómica a una coalición formada por Editorial Prensa Ibérica y la SER, tú lo que pretendes es que esa suerte dure eternamente. El pelotazo le ha supuesto a García, a Videoreport, a Canarias7 una facturación bruta de unos 200 millones de euros en diez años, probablemente mucho más si contabilizamos los alquileres de los locales, el uso generoso de un material desechable que todavía se usa y la producción de programas, infames en su mayoría. Es muy posible que estemos hablando de unos ingresos de casi 300 millones de euros. Hay personas que nos siguen que saben perfectamente cómo funciona esto, cuál es el margen de maniobra, cuál es el porcentaje que se queda en casa… y les puedo garantizar que el margen es lo suficientemente grande como para intentar “liquidar” a aquel que se haga propietario del tesoro… “Matarlo” a editoriales, a infundios, a amenazas, a chantajes, a asesinatos de imagen: es la marca de la casa.

De modo que aquí hablamos de tres vampiros. Pomares fue accionista de la primera Socater, juez y parte. Y luego se ha seguido colocando, gracias a la extorsión, dentro de la televisión pública con una secuencia de programas a cada cual más irritante, a cada cual más inútil para el share. Pero, como tenía el apoyo de Prensa Ibérica y de la SER, ha cavado a fondo para introducir el dinero público en la saca que le convenía.

El lunes, dos de los vampiros, Lucas y Juan Francisco García, han decidido disparar contra Pomares ahora que es miembro de la Junta Fiscal de la TVA. Lo han acusado de conseguir la plaza de profesor universitario en La Laguna de forma irregular, falsificando firmas de otras empresas televisivas, las cuales, curiosamente, pertenecen al propio Lucas Fernández. Eso significa que Pomares se pudo haber presentando en la comisión que sobre la televisión habita en el Parlamento con un currículum falsificado y fraudulento.

La cuestión en sí a nosotros no nos asombra ni nos deja perplejos, porque el personaje es capaz de eso y de más. Pero ocurre que no tenemos la menor prueba al respecto; por lo tanto, debemos creer en la inocencia de un tipo que nos desagrada muchísimo. Y luego hay una segunda parte: ni Lucas Fernández, ni Juan Francisco García son chacales mejores que Pomares. Los tres coinciden en sus comportamientos. Son hipócritas, fenicios, manipuladores y golfos. Lo que sucede es que unos están en un bando y otros, en el contrario. Esa es la diferencia y no hay otra.
Me llama la atención la actuación de Coalición Canaria. Bajo mi punto de vista, el partido nacionalista está en la obligación de investigar si las acusaciones sobre la persona que han elegido para estar en el Consejo Fiscal de la televisión autonómica son ciertas o no. Deben saber, y deben saberlo de forma indubitable, que la persona que han elegido para una función clave para el futuro de esa televisión está limpia.

Todos sabemos que no está limpia, de la misma forma que ignoramos si la suciedad congénita del personaje alcanza también a dar clases como profesor en la Universidad de La Laguna. Eso debe averiguarlo quien lo propone después de las acusaciones de Diario de Avisos y Canarias7. Añado que, particularmente, no me gusta nada la elección que ha efectuado Coalición Canaria. Solo la comprendo desde la venganza, por el profundo daño efectuado por Lucas y García a la figura del expresidente Fernando Clavijo. Pero creo, de la misma manera, que Clavijo se equivoca. Pomares no es fiable, solo va a lo suyo, y al final no le servirá a él, sino a quienes le pagan: Prensa Ibérica y la SER… A Coalición Canaria debe resultarle lo mismo colocar en ese puesto clave a un feroz oportunista, con intereses muy concretos en esa televisión, que a un tipo serio, riguroso, inteligente, que venga a sumar y no a restar… Y no es lo mismo: un partido como Coalición Canaria, que desea volver al poder, no puede transar con individuos de la peor calaña por el ojo por ojo y el diente por diente. El mismo resultado, o mejor, lo puede lograr alguien independiente, con criterio y al margen de poderes fácticos.

Ya hemos avisado de que viene una guerra, otra más, entre medios de comunicación, con el gobierno soportando las iras de un periodismo prostituta que no hace otra cosa que avergonzarnos. La televisión debe ser pública, al margen de pelotaris y de vampiros.


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