La empresa noruega persigue la producción de agua dulce en aguas oceánicas aprovechando la energía de las olas para llevar a cabo el proceso de desalinización.
Las iniciativas, por un valor de 27 millones de euros, están dirigidas a implementar sistemas de gestión inteligente en la red de abastecimiento y de saneamiento.
El objetivo de medir y analizar la percepción de satisfacción de los clientes, tanto de Las Palmas de Gran Canaria como de Santa Brígida, con el servicio.