La presidenta de la Autoridad Portuaria de Las Palmas muestra su incomodidad con la instalación en el puerto de un buque generador de electricidad —el «barco turco»— como solución de emergencia ante un eventual cero energético.
Dakla, el proyecto portuario que Marruecos impulsa en el Sáhara, no es para la presidenta de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Beatriz Calzada, una mera hipótesis lejana, sino una competencia directa que puede alterar el equilibrio del tráfico marítimo en la región. En conversación con El Espejo Canario, la responsable portuaria califica este desarrollo como «una amenaza cierta» para los muelles de La Luz, advierte de que operará sin las restricciones ambientales europeas y muestra además su incomodidad con la posible instalación en el puerto de un buque generador de electricidad —el llamado «barco turco»— como solución de emergencia ante un eventual cero energético en Gran Canaria.
Dakla, competencia desleal sin las reglas de la UE
Calzada admite que no ha leído el reciente artículo del presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, sobre Dakla, pero subraya que tiene su propio criterio sobre el proyecto: «Nosotros a Dakla lo hemos puesto siempre como un peligro para nosotros, como una amenaza cierta, porque realmente es una competencia y, para nosotros, competencia desleal». Explica que, una vez terminado y operando al cien por cien, el puerto marroquí podrá ofrecer servicios similares a los canarios, pero sin las limitaciones y exigencias que la Unión Europea impone a los puertos comunitarios, lo que colocará a Las Palmas en una posición de desventaja.
La presidenta detalla que, precisamente por esa percepción de riesgo, técnicos de la Autoridad Portuaria de Las Palmas han viajado a Dakla para conocer de primera mano la dimensión y características del proyecto. «No podemos seguir hablando a ciegas», señala, insistiendo en que conocer la realidad sobre el terreno es imprescindible para definir la estrategia de respuesta. Añade que, en los estudios sobre la llamada «fuga de carbono» de los puertos europeos, Dakla sigue sin aparecer como amenaza y que desde Las Palmas se reclama de forma reiterada a Puertos del Estado y a las instituciones comunitarias que lo incluyan en sus análisis.
Totisa, una oportunidad perdida para la descarbonización
En el plano energético, Calzada contrasta el debate sobre el «barco turco» con el frustrado proyecto de la empresa Totisa, que proponía una instalación de generación eléctrica sin emisiones hacia el exterior. «Era un proyecto muy serio», sostiene, y lamenta que «no se le diera ninguna oportunidad ni siquiera de poder avanzar en cosas que proponía de cero emisiones». Recuerda que el rechazo se basó en que la ubicación prevista se consideró peligrosa para la población, pero deja abierta la puerta a rescatar la idea: «Ahí está, por si a lo mejor alguien lo quiere recuperar y situarlo en un sitio de la isla donde no cause afecciones».
Al mismo tiempo, la presidenta pone el foco en las decisiones del Gobierno central, que acaba de sacar a concurso nuevas instalaciones de generación eléctrica en las islas. Según lo que ha podido conocer, varias de las propuestas siguen basadas en la quema de combustibles fósiles, incluida una oferta de gas natural licuado (GNL). Calzada habla de «las contradicciones del propio Gobierno de España» y subraya que Canarias continúa entre las áreas más contaminantes del país: «Seguimos quemando fuel a todo tren y seguimos contaminando», afirma, recordando que las dos islas capitalinas concentran buena parte de esas emisiones.
Un puerto «al cien por cien» ante la presión del barco turco
En cuanto a la propuesta del barco generador de electricidad, impulsada por el Gobierno de Canarias ante el riesgo real de un cero energético, Calzada reconoce que se trata de «una cuestión prioritaria» porque un apagón general en Gran Canaria paralizaría no solo la vida cotidiana de la ciudadanía, sino también la actividad industrial y empresarial. No obstante, deja claro su malestar con la solución planteada: son 200 metros de eslora que habría que encajar en un puerto «super colmatado», donde, según describe, cada día hay que «jugar al Tetris» para conseguir que todos los buques encuentren espacio de atraque.
La presidenta recuerda que la misión principal de los puertos es atender la navegación y el tráfico marítimo regular, no albergar barcos inmóviles durante largos periodos. «Aunque la gente no lo sepa, un barco atracado es un problema, los barcos están hechos para navegar», resume. Pone como ejemplo los buques decomisados por narcotráfico que permanecen meses ocupando un muelle y restando capacidad operativa. Frente al barco turco, la Autoridad Portuaria plantea que, desde el punto de vista portuario, sería preferible una solución en fondeo antes que en atraque, aunque reconoce que esta opción también tiene ventajas e inconvenientes que deben ser evaluados con rigor.
Un análisis técnico con plazos cortos para decidir
Calzada insiste en que la Autoridad Portuaria de Las Palmas afronta este debate «desde la responsabilidad» de contribuir a evitar el cero energético, pero reclama un reparto equitativo de esfuerzos entre todas las administraciones y sectores afectados: «A veces pensamos que a algunos nos toca implicarnos más que a otros, y es más fácil hablar cuando no eres tú el que tiene que hacer ese esfuerzo», advierte. Explica que el proyecto del barco turco se encuentra en pleno análisis técnico, que ya se ha expuesto detalladamente al Consejo de Administración, cuyos miembros han podido contar con el apoyo de sus propios especialistas, y que se trabaja en coordinación con el Gobierno de Canarias para aclarar todas las dudas.
Según la presidenta, la Autoridad Portuaria se ha fijado un plazo «no demasiado largo» para tomar una decisión definitiva sobre la solución más adecuada. Mientras tanto, reclama que el debate energético en Canarias no se limite a gestionar emergencias con más combustibles fósiles, sino que incorpore de forma realista proyectos de descarbonización que no carguen en exceso sobre unos pocos espacios estratégicos, como el puerto de La Luz, el peso de las contradicciones energéticas del archipiélago.