El viceconsejero de Emergencias y Aguas del Gobierno de Canarias, Marcos Lorenzo, explica que el Ejecutivo mantiene activa una alerta por contaminación marina en el litoral este de Gran Canaria.
El viceconsejero de Emergencias y Aguas del Gobierno de Canarias, Marcos Lorenzo, explica que el Ejecutivo mantiene activa una alerta por contaminación marina en el litoral este de Gran Canaria tras la muerte masiva de lubinas en las jaulas acuícolas de Telde. Aunque la empresa concesionaria ha denunciado los hechos y apunta a pérdidas de hasta 15 millones de euros, el origen del episodio sigue sin esclarecerse y se encuentra ya bajo investigación policial.
Una alerta para proteger a los usuarios del litoral
Lorenzo detalla que la Dirección General de Emergencias fue informada del episodio a principios de noviembre, pese a que los primeros indicios se remontan al mes de octubre. Desde entonces se activó una alerta por contaminación para garantizar el seguimiento del fenómeno y proteger a la población usuaria de las playas afectadas. Subraya que su departamento actúa sobre la seguridad de las personas, mientras que la investigación del origen recae en otras instancias administrativas y judiciales. «La finalidad de nuestro seguimiento es garantizar la seguridad en la costa; hasta ahí llegamos», señala.
Indicios de un agente químico abrasivo
Los datos aportados por la empresa y por la Dirección General de Pesca, explica Lorenzo, confirman que los peces presentaban las agallas quemadas, un daño compatible con la exposición a «un agente químico muy abrasivo». La empresa ha denunciado los hechos y una parte del material se envió a análisis, mientras la Policía investiga la posible comisión de un delito ambiental. El viceconsejero admite que aún no existe un informe concluyente y que no se descarta ninguna hipótesis: «Ojalá que no haya sido intencionado; si no lo es, estaríamos ante una negligencia muy grave».
1.500 toneladas de pescado descompuesto en el mar
El volumen de peces muertos recogidos hasta ahora alcanza 1.500 toneladas, aunque la capacidad total de los dos trenes de jaulas afectadas asciende a 7.500. Esa diferencia, afirma Lorenzo, es la que se ha disgregado por el litoral, moviéndose desde Telde hasta zonas del sur e incluso llegando a Agaete. La lubina, muy grasa, ha generado acumulaciones de bolas oleosas que persisten en la superficie. Aunque estas son molestas, Salud Pública ha confirmado hasta el momento que el agua de baño no presenta contaminación química ni bacteriológica, extremo que deberá confirmarse mediante nuevos análisis solicitados por Emergencias.
El debate sobre la ubicación de las piscifactorías
El episodio ha reabierto el debate sobre la conveniencia de mantener instalaciones acuícolas junto a zonas turísticas. Lorenzo considera que el momento exige prudencia y que lo prioritario ahora es completar la investigación y determinar responsabilidades. Recuerda, no obstante, que el Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura ya establece limitaciones temporales para el uso de concesiones y advierte de que estas infraestructuras «no son inocuas» para el ecosistema marino, especialmente si están próximas a emisarios submarinos u otras descargas que podrían agravar los problemas ambientales.
A la espera de respuestas
El viceconsejero subraya que el Gobierno seguirá recabando información en el marco del comité técnico asesor del PLATECA y que cualquier conclusión dependerá de los resultados de los análisis y de la investigación judicial. «Necesitamos más información y seguiremos buscándola», afirma, insistiendo en que el episodio debe esclarecerse por completo para evitar que una situación similar vuelva a repetirse. Entretanto, el Ejecutivo mantiene la vigilancia sobre la evolución del vertido y la seguridad de las playas afectadas.