José Medina: «Negrín fue un científico antes que político, y la democracia sigue necesitando sus principios»

José Medina Jiménez en los estudios de El Espejo Canario

José Medina Jiménez en los estudios de El Espejo Canario

El presidente de la Fundación Juan Negrín, José Medina Jiménez, repasa la figura del último jefe de Gobierno de la Segunda República y reflexiona sobre el legado democrático.

El presidente de la Fundación Juan Negrín, José Medina Jiménez, repasa la figura del último jefe de Gobierno de la Segunda República y reflexiona sobre el legado democrático de un país que conmemora los cincuenta años del fin del franquismo. Desde su papel como custodio de los documentos esenciales del exilio republicano, Medina defiende la vigencia de la memoria histórica en un momento en que, asegura, resurgen discursos que trivializan la dictadura y difuminan las lecciones de la historia.

Una fundación que guarda un tesoro documental único

Medina preside desde hace 34 años una institución que conserva piezas clave para comprender la República, la Guerra de España y el exilio. Entre ellas, el libro mayor con la contabilidad del llamado «oro de Moscú», una documentación que, según explica, desmonta por completo décadas de propaganda franquista. «Ese es uno de los grandes bulos del franquismo», afirma, recordando que el régimen ocultó deliberadamente los documentos entregados tras la muerte de Negrín. Defiende que fue precisamente el rigor documental lo que permitió al político canario mantener la legitimidad de la República en el exilio y subraya que hoy Gran Canaria acoge un archivo de valor excepcional para la historia europea 

El canario que estuvo en el centro de la Europa en guerra

Medina destaca el papel internacional de Juan Negrín, profundamente implicado en debates estratégicos sobre el futuro del continente antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Recuerda que el estadista se mantuvo en Inglaterra, incluso a costa de su propia proyección política, porque custodiaba documentación vital del Estado republicano. «Es difícil explicar la importancia de que en Gran Canaria exista una documentación de ese valor», afirma, subrayando que Negrín formó parte de círculos como la Fabian Society y participó en discusiones clave sobre los fracasos democráticos que permitieron el auge del fascismo.

Una figura denostada durante el franquismo y recuperada tarde

El presidente de la Fundación reconoce que durante décadas la imagen de Negrín estuvo distorsionada por el relato impuesto por la dictadura, que lo presentó como traidor, entreguista y aliado de Stalin. «Viví 34 años en el régimen anterior y nos enseñaron solo la mitad de la historia», rememora. Explica que en su propia familia, sin militancia política, ya existía la percepción de que había verdades ocultas que no se enseñaban en los colegios. Destaca que Negrín llegó a la política desde la ciencia —«don Juan es un médico fundamentalmente», insiste— y que su compromiso político se consolidó al comprender que la Guerra de España era una confrontación internacional y no un mero conflicto interno 

Una guerra perdida por la democracia, no solo por la izquierda

Preguntado sobre si la izquierda perdió la guerra por sus propias divisiones, Medina responde que lo que fue derrotado en 1939 fue el proyecto democrático. Reconoce las fracturas entre anarquistas, socialistas y comunistas, pero insiste en que el conflicto debe situarse en el contexto de la crisis europea: España, Austria y Checoslovaquia, sostiene, «fueron el pago a Hitler». Reivindica la figura de Negrín como uno de los pocos dirigentes republicanos que entendió desde el principio que el combate era global y que solo la resistencia prolongada podía dar tiempo a que las democracias europeas reaccionaran.

Una obra cultural que reaviva el legado de Negrín

Medina relata también la reciente experiencia del estreno de la ópera Negrín, un proyecto impulsado por el compositor Gonzalo Díaz Yerro a partir de la documentación custodiada por la Fundación y los relatos de Carmen Negrín, nieta del estadista. Aunque reconoce que la obra es compleja y vanguardista, valora la capacidad creativa demostrada: «Es impresionante que en esta ciudad 90 personas hayan sido capaces de crear algo así». Destaca además la recreación mediante inteligencia artificial del propio Negrín, cuya imagen y voz aparecieron en escena como parte del montaje, vinculando pasado y tecnología contemporánea 

Preocupación ante el auge de la ultraderecha y defensa firme de la convivencia

En un momento en que Vox ha incrementado su presencia institucional en Canarias, Medina advierte del riesgo de que los jóvenes idealicen una dictadura que no vivieron. Asegura que el desconocimiento, unido al empuje de discursos simplificadores, contribuye a esta tendencia. 

Frente a ello, reivindica la defensa de la democracia y de los principios que Negrín consideraba esenciales: libertad, igualdad, seguridad social y derechos humanos. Aunque evita pronósticos, recuerda que la convivencia democrática exige mantener la memoria activa y preservar el legado documental que custodia la Fundación. «La democracia tiene sus instrumentos —dice— y en ellos pueden ganar fuerzas distintas, incluso peligrosas». Su mensaje final es una invitación a proteger la memoria frente a la desinformación, igual que hizo Negrín a lo largo de su vida política y científica.