➤ «No tengo ninguna duda de que se podía haber hecho una democracia distinta» ➤ «Tenemos un deber ante la sociedad: los historiadores no podemos inventarnos las cosas» ➤ «Si PP y Vox llegan al poder, se van a cargar la Ley de Memoria Histórica»
El historiador Sergio Millares analiza en profundidad las sombras del franquismo y los silencios de la transición en un momento en que España conmemora medio siglo de la muerte de Franco. Desde su conocimiento directo de la represión en Canarias y su trayectoria investigadora, reflexiona sobre la fragilidad de la memoria colectiva, el impacto del olvido institucional y los riesgos democráticos que siguen presentes medio siglo después.
Una historia familiar marcada por la represión
Millares explica que su vocación nace de un entorno familiar donde la investigación y la memoria eran parte de la vida cotidiana. Procede de una estirpe de intelectuales —«Vengo de una tradición familiar que para mí es un motivo de orgullo», afirma— y recuerda que tanto él como su hermano Agustín fueron detenidos y procesados por el Tribunal de Orden Público en los años setenta. Narrando escenas de su juventud, evoca la presencia de la policía en los institutos, las detenciones arbitrarias y la certeza de estar viviendo la represión en carne propia. «Nosotros dos vivimos la represión directamente», subraya, una experiencia que marcaría para siempre su compromiso con la investigación histórica
La transición y el precio del olvido
El historiador sostiene que la democracia española nació «sobre la base del olvido» y recuerda que muchos esperaban, tras la llegada del PSOE al poder en 1982, una ruptura real con el pasado franquista que nunca llegó. «Creíamos que iba a haber una rectificación, pero no fue así», muestra.
En su opinión, existió una decisión explícita de no mirar hacia atrás, y de esa voluntad surgieron décadas de desarrollo económico que, según él, se sostuvieron sobre la renuncia a abrir cunetas y reconocer responsabilidades: «Se podía haber hecho una democracia distinta, no tengo ninguna duda», insiste.
Las cifras del horror en Canarias
Millares lleva más de cuatro décadas investigando la represión en el archipiélago. Aunque rechaza inflar los números sin base documental, subraya que las cifras ya conocidas resultan estremecedoras: calcula que unas 20.000 personas pasaron por centros de detención y alrededor de un millar permanecen desaparecidas. «La cuantificación no es fácil», reconoce, pero sostiene que, entre represaliados directos y familias afectadas, la represión alcanzó a cerca del 20% de la sociedad canaria de la época. También rinde homenaje a investigadores ya fallecidos y destaca el papel decisivo de asociaciones como la fundada por Pino Sosa: «Tenemos un deber ante la sociedad: los historiadores no podemos inventarnos las cosas»
El impacto del caso Corredera
Entre los episodios que analiza, Millares destaca el ajusticiamiento de Juan García Suárez, conocido como El Corredera, ejecutado en 1959 tras un consejo de guerra. Lo considera un punto de inflexión para la conciencia antifranquista en Canarias. Aunque el personaje estuvo implicado en la muerte de un falangista, Millares insiste en comprender su historia en contexto: persecuciones, torturas a su familia y un clima político demoledor. La ejecución —«un impacto brutal para la sociedad canaria», recuerda— provocó una oleada de indignación que desembocó en el surgimiento de movimientos como Canarias Libre a comienzos de los años sesenta .
Una batalla por la memoria frente a los riesgos actuales
Al cumplirse cincuenta años de la muerte de Franco, Millares alerta de los riesgos democráticos que aún persisten. Le preocupa abiertamente una eventual coalición de PP y Vox en el Gobierno central y anticipa retrocesos significativos en derechos y políticas de memoria histórica: «Si llegan al poder, se van a cargar la Ley de Memoria Histórica, no tengo ninguna duda».
Aunque descarta un escenario golpista al estilo del 23F, sí teme «efectos indeseados» y «límites» a la democracia, comparando el riesgo con las estrategias que atribuye a Donald Trump en Estados Unidos: «Hay que estar muy alerta», señala
El peso de la historia en la política del presente
En su reflexión final, el historiador recuerda que España arrastra heridas no cerradas y una cultura política que, en su opinión, nunca terminó de afrontar su pasado autoritario. Cita su propia experiencia la noche del 23F —«Mi padre dijo: esto es igual al 18 de julio del 36»— como muestra de que las sombras del golpe y la dictadura siguieron vivas durante décadas. Hoy, cincuenta años después de la muerte de Franco, Millares insiste en que la única garantía democrática pasa por defender la verdad histórica y enfrentar el legado del franquismo. «La memoria no es un capricho: es un derecho de la sociedad», resume.