Carmen Luz Vargas: «Mi reto es que nadie duerma en la calle»

Carmen Luz Vargas en los estudios de El Espejo Canario

Carmen Luz Vargas en los estudios de El Espejo Canario

➤ «Si alguien sigue en la calle es porque rechaza los recursos que se le ofrecen» ➤ «Emparejamos salud mental y consumo activo en los casos de sinhogarismo» ➤ «Las ONG realizan una labor esencial y sin ellas no podríamos llegar a todo»

La concejala de Bienestar Social, Cuidados, Igualdad y Salud del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Carmen Luz Vargas, asegura que su principal objetivo es impedir que haya personas durmiendo en la calle, y para ello pone el foco en los programas de baja exigencia. En una entrevista a El Espejo Canario, detalla las acciones emprendidas por el consistorio, los incrementos presupuestarios y la importancia del trabajo conjunto con las organizaciones sociales.

Refuerzo presupuestario y nuevos servicios

Vargas subraya que no se está produciendo un repunte de la pobreza en la capital grancanaria. «Comparando las prestaciones económicas con años anteriores, observamos que se mantienen o incluso han disminuido, en parte por la tramitación del ingreso mínimo vital», explica. No obstante, reconoce que existen escenarios nuevos de vulnerabilidad y que «desde el área técnica trabajamos para evitar que esa situación se dispare».

Como respuesta, el Ayuntamiento ha incrementado en un 20% el presupuesto de las subvenciones por concurrencia competitiva, lo que supone 250.000 euros adicionales, y ha elevado de 2,2 a 3 millones las subvenciones nominativas a través de convenios con entidades sociales.

Entre los nuevos servicios destaca la licitación del catering para los centros de acogida de personas sin hogar, con una cobertura para 132 usuarios, a quienes se les proporciona desayuno y cena. «Nosotros atendemos desde la baja exigencia, sin pedir cambios ni condiciones, hasta los centros especializados donde las personas viven de forma residencial», indica.

«Quien está en calle es porque no quiere entrar en un recurso»

La concejala describe con claridad el perfil de quienes permanecen en situación de calle: «Ahora mismo tenemos emparejados salud mental y consumo activo. Van unidas las dos cosas: alcohol, drogas. Y aquello que piden, el dinero que piden, es para eso». En este sentido, es rotunda: «Si la ayuda es darles dinero para salir a consumir, esa persona no va a salir nunca de ese hoyo».

Frente a esa situación, aboga por la intervención social y sanitaria: «Hay que intentar ayudarlos, darles un trato digno y normalizarlos». También denuncia que muchas de estas personas se resisten a entrar en centros de acogida porque «defienden su libertad para ducharse o no, para desayunar o no». No obstante, recalca que «un centro con 30 personas necesita normas para poder funcionar».

Por ello, el Ayuntamiento está reforzando los dispositivos de baja exigencia, que permiten a estas personas dormir, asearse y alimentarse sin que se les imponga ninguna condición. «Es la única manera que tenemos de ayudarlos y asistenciarlos», afirma.

Procesos de inserción con resultados positivos

A pesar de las dificultades, Vargas pone en valor los casos de éxito que se logran en los centros de inserción. En el de La Isleta, por ejemplo, «tenemos 50 personas y ya hay 12 que salen a diario a su contrato laboral, aunque siguen pernoctando y comiendo con nosotros, lo cual les permite ahorrar hasta poder alquilar una vivienda».

Destaca que el proceso de inserción comienza con la aceptación personal: «Lo primero es que ellos se acepten y reconozcan sus limitaciones». A su juicio, muchas personas no acuden a los servicios sociales por pudor o vergüenza. «Dicen: yo no soy pobre. Pero hoy en día no se trata solo de ser pobre, sino de no llegar a fin de mes. Si la administración tiene recursos, ¿por qué no usarlos?», plantea.

Colaboración con ONG y rechazo a los discursos estigmatizantes

Frente a los ataques y desconfianzas hacia las organizaciones sociales, la concejala se muestra tajante: «Trabajo con 62 ONG y no tengo ninguna mala experiencia. Sin ellas, el Ayuntamiento no podría llegar a todo». Recuerda que financian proyectos de atención a la infancia en riesgo, prevención de enfermedades crónicas y otros ámbitos sociosanitarios que permiten actuar con anticipación.

A los discursos que acusan a estas entidades de oportunismo o a las personas vulnerables de «vivir del cuento», Vargas responde que «quien vive del cuento ya no es un beneficiario, es un cliente». Aunque admite que existen casos puntuales de personas que rechazan empleos por no perder ayudas, insiste en que «eso entra dentro de la libertad de cada ciudadano».

Envejecimiento activo, soledad no deseada y cultura como terapia

Otra de las líneas prioritarias del área que dirige es la atención a los mayores. Más de 3.500 personas participan en actividades de envejecimiento activo que incluyen yoga, teatro, gimnasia o rutas culturales. «Hemos tenido señoras de 97 años que hacen las rutas con más energía que yo», bromea.

El teatro se ha convertido en una herramienta terapéutica clave. «En una de las últimas obras, los mayores eran los actores, y fue una experiencia empoderadora para todos», comenta. A quienes no quieren salir de casa se les aborda de forma individualizada: «Estamos trabajando convenios como el de la Fundación Mémora para atender la soledad no deseada».

Casa de la Familia y compromiso con la igualdad

Por último, Carmen Luz Vargas destaca la próxima construcción de la Casa de la Familia en el Cono Sur, donde también se ubicará la sede de Ciudad Amiga de la Infancia y, en una segunda fase, el equipo de Infancia y Familia. «Este municipio va a ser pionero con este recurso integral», asegura.

Como responsable de Igualdad, muestra preocupación por los discursos negacionistas de la violencia de género y recuerda que «desde la Casa de la Mujer trabajamos con mujeres víctimas todos los días. España había ganado una batalla en este tema, pero ahora asistimos a retrocesos muy peligrosos».

Concluye reivindicando el valor del trabajo social y su profundo compromiso con quienes más lo necesitan: «Le puedo decir que me puedo pasar todo el día hablando de lo que hago».