El representante del Restaurante Bella Lucía, Javier Carballo, asegura que los empresarios tienen “los brazos amarrados a la espalda”
En esta segunda fase de la desescalada, la normativa sólo permite ocupar un 40% de la capacidad de bares y restaurantes, para evitar el contagio de la COVID19. En esa tesitura, la mayor parte de los establecimientos deciden no abrir sus puertas porque entienden que no podrían cubrir los gastos de personal.
Es la situación que narra el representante del emblemático restaurante ‘Bella Lucía’, ubicado en el Paseo de la Playa de Las Canteras de Las Palmas de Gran Canaria. Javier Carballo explicó que para hacer frente a nóminas, impuestos y consumos mínimos de la apertura, se requeriría poder ocupar al menos el 60% de la capacidad del local.
De la misma manera se refirió a la actividad de un aparthotel que gestiona el mismo grupo empresarial en la isla de Lanzarote que con una plantilla de 35 empleados no puede abrir sus puertas con los límites de ocupación que prevé la normativa y el nulo volumen de reservas.
Carballo criticó el exceso de “incertidumbre” al que se enfrentan los empresarios por los cambios de criterios y parámetros que emanan de la administración. “No sabemos cómo vamos a salir de este atolladero. Los empresarios nos encontramos con los brazos amarrados a la espalda”, enfatizó.